viernes, 2 de enero de 2009

Patos Salvajes

Patos Salvajes (The wild Geese 1978) es una pelicula realmente curiosa. Machacada en su momento por la crítica tuvo, como tantas otras, un gran éxito de público y que dio lugar a dos secuales perfectamente olvidables.
Protagonizada por Richard Burton, Richard Harris (Un hombre llamado caballo), Roger Moore (el James Bond de la época), Hardy Kruger (El secreto de Santa Vitoria o El vuelo del Fenix original) y Winston Ntshona (Una árida estación blanca), con la aparición como malo de Stewart Granger (El prisionero de Zenda) tiene una trama bastante simple. Un banquero sin escrúpulos contrata a un viejo coronel mercenario (Richard Burton) para rescatar a un lider africano (Winston Ntshona). Burton acepta y elige a su equipo. Salvo Richard Harris, exitoso tratante de arte, y un enfermero ligeramente afectado (un personaje entrañable y divertido), el resto son perdedores, gente a la que la vida ha derrotado y que en la mayor parte de los casos lo único que buscan es una segunda oportunidad. Una nueva ocasión de volver a ser jóvenes o de reconstruir su existencia. En el fondo todos lo que buscan es un objeto a sus vidas y, en cierto modo, huir de un mundo donde la moral, la ética y el honor no existen. Pues esa es la gran paradoja de esta película: los únicos con moral y honor son los mercenarios. Aquellos que pensamos que son los triunfadores, los modelos a imitar son unos seres no amorales, sino inmorales. Saben que lo que hacen está mal, pero les reporta beneficios y por lo tanto lo hacen. El daño que ocasionen a los demás se la trae al pairo. Los momentos cumbre de la película son cuando Roger Moore mata a un traficante de drogas y cuando Richard Burton, tras tener que matar a su mejor amigo y ver morir a muchos de sus hombres, se venga del banquero que les ha traicionado.
Esta película es casi un símbolo, no del mundo de los 70 y 80, sino de lo que ha venido después. Todo, o casi, tiene como héroes, como modelos a imitar a personajes deleznables. El sacrificio, el trabajo, el honor de hacer las cosas bien, simplemente porque hay que hacerlas así, el no buscar el triunfo a cualquier precio, eso ya no cotiza. Y así nos va. Que pena que no se pueda hacer como con el banquero de la película.
Otro día más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Opino que es excesivo decir que una película tan tonta como esta encierra paradojas es darle demasiada importancia. Esta película es toda ella un sinsentido de la categoría de cualquier capítulo del Equipo A