jueves, 12 de julio de 2007

Complejo de Edipo

En el psicoanálisis freudiano el complejo de Edipo se refiere a la atracción sexual que, inconscientemente, siente un niño por su madre. Simultáneamente, en el subconsciente del niño se da también un sentimiento de odio por el padre. El complejo de Electra fue propuesto por Jung para designar el lado femenino. Traigo esto a colación porque entre nuestros nunca bien ponderados y amados dirigentes políticos parece que ésto abunda.
Empecemos por el Ministro de Justicia, el señor Bermejo, el que dijo que habían luchado contra los padres y ahora lo debían hacer con los hijos. Bueno, es evidente que por razones de edad contra los padres no pudo luchar, pero el problema de este señor es que su papi era... falangista.
Sigamos por el Ministro del Interior, muy rojo y muy masón él, y con un padre Alferez provisional, o sea lo más de lo más del Bunker franquista. Pasemos al ministro ejque o sea al dimicesado Bono, su padre también era falangista o que decir de Cándido, el Fiscal General del Estado (es un decir) con padre en el TOP, al igual que el de la Vice presidenta. Naturalmente no solo se refiere al PSOE, también los separatistas tienen este problema, como el señor Arzallus cuyo papi sublevó a su pueblo e hizo la guerra al lado de Franco como chófer del General Solchaga, o el aragonés Carod-Perez Rovira hijo de Guardia Civil represor.
Pero el mejor, como siempre, está al final: el presi. No para de alardear acerca del republicanismo de su abuelo paterno, y resulta que teniendo las lineas republicanas a seis kilómetros de donde estaba va y se larga a León donde habían triunfado los sublevados. Según todos los indicios, y testimonios orales, lo que quería realmente era unirse al bando franquista. El por qué lo fusilaron lo sabran él y su padre, pero probablemente tenía poco que ver con lo que nos ha contado.
En suma tenemos una serie de personajes que no han superado la fase fálica del crecimiento, una serie de individuo inmaduros, todos niños de papa del franquismo, y llenos de un odio patológico hacia aquello que amaban sus padres y por lo tanto buscan destruirlo para afirmarse en su propia identidad. También cabe la posibilidad de que tantas historias y batallitas contadas por sus progenitores les haya ocasionado un tremendo complejo de inferioridad por no haber ganado una guerra y ahora quieren ganar una. Que Dios nos pille confesados.
Hasta la vista y a por ellos. Son pocos, Cobardes y además no tienen razón.

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