miércoles, 18 de julio de 2007

Islamifascismo

El término islamofascismo es reciente. En España empezó a hacerse popular cuando fue utilizado por el ex presidente Aznar. No obstante ya había sido utilizado con anterioridad por el presidente de los Estados Unidos George W. Bush el 10 de agosto de 2006 y ese mismo día por periodistas de la Fox y más tarde por otros muchos. Pensadores como Bernard Henry-Levy y Michael Baron también lo usaron, pero es dudoso que se inspiraran en el ex presidente.
La expresión empezó a ser usada en la década de los setenta y el primero que al parecer la usó fue el marxista francés Maxime Rodison, para referirse al ayatolá Khomeini y su revolución islámica. Es curioso que entre las valoraciones positivas tras el triunfo de ésta se hallara la de un marxista vinculado al p$oe y que un diplomático rumano la valorara muy negativamente al considerarla una vuelta a la edad media en medio de un régimen teocrático. La razón es que mientras muchos regímenes son tildados de totalitarios de manera errónea (caso del franquismo o del Sha Palevi) siendo simplemente autoritarios (por muy despóticos que sean), la revolución islámica lo que planteaba era un régimen totalitario. Pero ni aún así el islamismo se puede comparar con los totalitarismo nazi o soviético.

El término totalitarismo, inventado en 1923 por el italiano antifascista Giovanni Amendola, entendido como una ideología que haga que las personas queden subsumidas en el colectivo y en el estado, se queda corto en comparación con el Islam. En tanto dictaduras como la franquista no pasaron de ser regímenes autoritarios, que sólo afectaban a la dimensión política de la sociedad, permitiendo una cierta vida cultural y una libertad económica que a la postre facilitaron la transición a la democracia y por lo tanto no asfixiaban al común de la gente; las dictaduras de corte soviético intentaban, las más de las veces sin conseguirlo, que la vida de la gente quedase absolutamente mediatizada por el partido y sus consignas. El objetivo de una sociedad sin clases, donde la gente no pasara apuros y trabajara feliz y libre, no pasaba de ser un chiste para el común del personal que veía realmente que quienes vivían bien eran los jerarcas por mucho que dijeran lo contrario. Así pues tanto en un caso como en otro los espíritus, por mucho que lo intentaran, eran libres. Y en ambos casos la desaparición de las dictaduras ha sido un asunto relativamente trivial.

El problema del Islam es radicalmente diferente. El Islam no es una religión al uso, tal y como la entendemos, sino una forma de vida. Todos los aspectos de la vida están regulados. Todo absolutamente todo debe ser conforme a las palabras del profeta o a las interpretaciones que de estas se hagan. Por tanto no sólo hay un control social, hay un control espiritual que ni siquiera es comparable al de la iglesia en la Edad Media. En el Islam la autoridad política y religiosa se confunden. Así la dictadura es perfecta. No te opones a un tirano despótico. Te opones a la palabra de Dios representada por ese tirano.

Qué mas puede querer alguien que aspire al poder total, al control de corazones y mentes. Quizá por eso sea tan simpático a nuestros dirigentes cuya aspiración es perpetuarse en el poder y lograr que nadie les discuta lo que dicen. Y también quizá por eso muchos izquierdistas radicales se convierten al Islam. Curiosa evolución de los marxistas.

Hasta la vista y por ellos. Son pocos, cobardes y además no tienen razón.

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