lunes, 20 de abril de 2009

Moda Cantinflas,estilo Charlot

He de reconocer que me gustan los clásicos. Si uno se fija siempre vuelven. Aunque en ocasiones el regreso es un tanto ridículo.
Charles Chaplin creó un personaje, Charlot. Un entrañable vagabundo que nunca perdía su dignidad ni su compostura. Siempre se enfrentaba a las circunstancias sin perder un ápice de su orgullo, por muy desfavorables que fueran. Después de todo ese orgullo era lo único que tenía. Y al final reanudaba su camino con una sonrisa y confiando que al día siguiente sería mejor.
Mario Moreno creó otro, Cantinflas similar a Charlot. Casi se podría decir que era la mejicanización de Charlot. Reivindicaba el orgullo del "peladito", del pobre de solemnidad mejicano y la manera de enfrentar el futuro siempre en lucha y siempre con la esperanza de que todo irá mejor al día siguiente.
Tanto Chaplin como Moreno vistieron a sus personajes de forma estrafalaria, es de suponer que para generar hilaridad, pero también para demostrar que eran pobres de solemnidad. Zapatos dos o tres números más grandes, pantalones remendados y caidos y en ocasiones camisetas agujereadas. También sombreros a tono con la indumentaria y en el caso de Charlot un bastón que se convertía en un arma temible. Todo esto que en el cine es aleccionador e incluso didáctico, además de cómico, en la vida real es ridículo, cuando directamente patético. Estamos viendo zapatos puntiagudos, que alargan su longitud de forma desmesurada, con lo que parecen los de Charlot dos o tres números más grandes. Gente con los pantalones caidos o bien el puente de la entrepierna llega hasta medio muslo, lo que da la misma impresión. Eso sin contar los bajos arrastrados y raidos y el aspecto generalmente desastrado que la moda parece imponer. Naturalmente el aspecto de mendigos de diseño es muy caro y entraríamos en otro tema, pero ¿por qué? ¿a qué fin quieren que parezcamos clochard de cualquier puente del Sena? La verdad es inexplicable (o se explica demasiado bien) el afán destructivo de las modas. Si alguien va bien vestido su aceptación y autoestima suben, puede que incluso el nivel de exigencia hacia los demás. Si vas en plan mendigo, aunque sea de diseño ¿qué puedes exigirle a los demás si no te lo exiges a ti mismo? Es como si se quisiera que la gente adoptase un aire primero conformista y luego servil. No debería ser así, pero lo parece. Sobre todo porque ninguno de esos Charlot de saldo que vemos tienen un gramo de la dignidad y el orgullo de Cantinflas o Charlot.

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