miércoles, 8 de diciembre de 2010

Matar a un Ruiseñor

Hola amigos:
Tras una larga ausencia vuelvo, pero no con esa gentuza que buscan amargarnos la existencia para ser ellos felices en mundos imaginarios e imposibles de alcanzar, sino con una novela y luego película.
Matar a un ruiseñor fue una novela escrita por Harper Lee publicada en 1960, ganó el premio Pulitzer y se convirtió en un clásico de la literatura americana. Algo realmente sorprendente, ya que es la única obra escrita por la autora, aparte de algunos ensayos. En cierto modo es una obra autobiográfica, en la que narra el proceso de aprendizaje y de descubrimiento del mundo real de unos niños: Scout, su alter ego, Jem, su hermano y Dill, un amiguito que acude los veranos. Los dos hermanos tienen como guia a su padre, el abogado Atticus Finch, que ha pasado a la historia como ejemplo de moral, rectitud e integridad. Todo ello con el trasfondo de la Gran Depresión y la segregación racial en la Alabama de 1935. Scout va percatándose cómo el mundo, su mundo, está dividido. En principio la división la ve entre la gente que no son como ellos y sus vecinos. Personas que tienen una vida relativamente tranquila y próspera. Los otros son agricultores, pequeños comerciantes y funcionarios que apenas tienen para vivir. Luego, a raiz de un caso que defiende su padre, ve el racismo y la segregación racial con toda su crudeza: por debajo del grupo que su propio padre define como basura (blancos se entiende) están los negros, que son menos simplemente por su color y que están condenados a perder por ello. De ese modo los niños (Scout, Jem y Dill) van madurando y aprendiendo a lo largo de la novela que la vida es como es y no como nos gustaría. Personalmente sólo me queda la duda de a qué ruiseñor se refiere el título: si a uno de sus vecinos, el misterioso Boo Radley, o al propio Tom Robinson. O quizá se refiera realmente a la inocencia infantil respecto al mundo adulto.
La obra dio lugar a la película del mismo título protagonizada por Gregory Peck y que le dió en 1962 su único Oscar. Como anecdota la escritora estuvo presente durante el rodaje. Cuando Peck hizo su aparición vestido para representar el papel de Atticus, ésta le entregó el reloj de oro que había pertenecido a su padre, para que lo llevara durante el rodaje (se puede ver la cadena bajo el tercer boton del chaleco). Cuando terminó Peck le quiso devolver el reloj y Lee se lo regaló, porque decía que era como si lo llevara su padre.

Otro día más.

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