viernes, 15 de agosto de 2008

De tontos ni un pelo.

Desde siempre el hombre ha tenido la mala costumbre de implicar a los pobres animales en sus discusiones. Ha utilizado palomas, caballos, perros,... . En algunos aprovecha la fuerza del instinto, como en las palomas que lo que quieren es volver al nido. A otros los entrena. En estos últimos lo que hace es el típico premio cuando el animal "acierta",normalmente comida, lo que le estimula a hacer aquello que le ha proporcionado el premio. Así ha adiestrado perros, delfines incluso gallinas. A los delfines incluso los ha enseñado a matar y al parecer llegaron a ser utilizados, si es que todavía no lo son, tanto por americanos (en Cam Ranh Bay la principal base naval americana en Vietnam) y por los rusos. Sin embargo hubo un animal que demostró ser muy inteligente y no picó: la foca.
Durante la II Guerra Mundial la neutral, y armada hasta los dientes, Suecia veía con preocupación la amenaza tanto de rusos como de alemanes. De estos últimos temía sus submarinos, entre otras muchas cosas. Pensando como combatirlos a alguien se le ocurrió que como las focas alcanzan grandes profundidades y aparentemente son fáciles de adiestrar, se las podría usar para atacar los sumergibles. Dicho y hecho. Se decidió experimentar con los pobres bichos. Para empezar se decidió untar de proa a popa, uno de los submarinos de la armada sueca. Para las focas eso les debió de parecer el mas enloquecido de sus sueños hecho realidad: un pez de 800 toneladas al que se lanzaron con furia devoradora. Como lograron que sólo las "alumnas" fuesen a por él lo ignoro. El caso es que visto el éxito a la hora de que lo reconocieran se pasó a la siguiente fase. Y ahí empezaron los problemas. Para empezar a las focas les ataron un arnés con una mochila donde irían los explosivos. Los bichos, que ya irían con la mosca tras la oreja por tanta amabilidad, decidieron que aquello no podía ser bueno, y no había manera de que abandonaran el puerto donde las tenían en dirección al submarino blanco. Los suecos no se desanimaron. Las subieron a una lancha, las llevaron cerca del objetivo y sin mas ceremonia, las tiraron al agua... sólo para comprobar lo veloces que son nadando: llegaron antes que el barco a puerto, donde esperaron a sus instructores. Para rematarlo si el submarino no tenía la pasta dichosa, las focas no mostraban el menor interes por él. Así que visto que no había manera de que las focas actuaran como se quería de ellas (quien iba a decirlo, con lo tontas que parecen) y que alemanes y rusos se mataban con un entusiasmo digno de mejor causa y que presagiaba que los dejarían en paz, la marina sueca decidió que lo de las focas era mejor olvidarlo.
Así que cuando veaís a una focas en el circo jugando, no creaís que son unos bichos idiotas. Son más listas de lo que parecen. Mas incluso que nosostros.
Hasta la vista y a por ellos. Son pocos, cobardes, y además no tienen razón.

1 comentario:

Takhisis_eam dijo...

Esta entrada me ha gustado.

Menudo cambio de imágen. También está muy bien.

¡Bravo por las focas! No me parece bien que pretendan convertir en kamikaces a los animales, ya sean perros, murcielagos, abejas o focas.

Tampoco a las personas.