viernes, 8 de agosto de 2008

Naturistas, ecologistas,... ¿demócratas?

Unas de las memorias más interesantes de los personajes de la II Guerra Mundial son las de Albert Speer. Escribió dos libros: Memorias y Diario de Spandau. Con independencia de las autojustificaciones y autodisculpas que rezuman, ambos libros tienen el atractivo de poder ver lo que fue el círculo íntimo y de poder de la Alemania nazi. En el primero de ellos cuenta la siguiente anécdota sucedida sobre el año 35 ó 36. En aquellos momentos Speer era simplemente el arquitecto de Hitler y en muchas ocasiones comía en la cancillería lo que le permitía alternar con la nueva élite. No tardó en percatarse que Rudolf Hess, el número dos del régimen y al que no le funcionaba ya muy bien la cabeza, llegaba con su ayudante portando unos termos. Este desaparecía en dirección a las cocinas. Tanto lo hizo que al final el propio Hitler se dio cuenta e inquirió qué significaba eso. Hess le contestó que era su comida. Que la traía preparada porque era vegetariana y macrobiótica especial para él. Hitler -que era vegetariano, no fumaba, ni bebía- montó en cólera y le dijo entre gritos que si necesitaba comida especial se lo dijera a sus cocineros que eran muy competentes y sabrían hacerlo bien en función de las necesidades de Hess. Este intentó argumentar, pero al final tuvo que ceder. No volvió a aparecer por las comidas.

Lo curioso del asunto es que Hess no era ninguna excepción. Himmler también era vegetariano y defendía con vigor la vida natural y campesina. Rosemberg (ejecutado en Nuremberg por crímenes contra la humanidad) no paraba de alabar los pueblos campesinos y creía que ése era el futuro de los arios para conservar la pureza racial. Lo peor es que no fueron excepciones. También los soviéticos tenían una gran estima por la vida natural y campestre y Mao Tse Tung con su Gran Salto Adelante únicamente pretendió mantener a China como una gran nación campesina. Y el remate final ha sido lo de Radovan Karadzic como curandero naturista...

¿Por qué razón esta gente tenía, y tiene, tanta afición a lo natural? Quizá porque la gente en las ciudades era más dificil de controlar y como lo que más interesa es mantenerla controlada... . También la extraña manía de todos los fanáticos de remitir todos los bienes a una extraña arcadia feliz situada en los tiempos remotos y que hay que recuperar a toda costa. Incluso a través del exterminio de aquellos que estorban su consecución o no están de acuerdo. Exactamente lo que hicieron los Khemer Rojos en Camboya... siguiendo el guión del CFR americano al que pertenece Al Gore. ¿Querran hacer lo mismo a base de ecologismo en todo el mundo?. De momento a aquellos que no están de acuerdo con lo del cambio climático (que alguien me cuente cuál es el clima de la tierra... pues hay muchos y nunca ha sido constante) los silencian (ver la teoría sobre la Espiral del Silencio de la alemana Noelle Neumann). Mientras Al Gore se ha comprado un yate con el cuento del cambio climático.

Hasta la vista y a por ellos. Son pocos, cobardes y además no tienen razón.

1 comentario:

Takhisis_eam dijo...

Este comentario lo hago desde casa. No se cuanto durará.

Un Saludo.