viernes, 22 de agosto de 2008

La Leyenda del Indomable I

En 1967 Paul Newman protagonizó dos películas: Hombre y La Leyenda del Indomable. Menos conocidas que El Golpe, Dos Hombres y un destino o El Buscavidas, son sin embargo más interesantes en otras cuestiones. En la segunda encarna a un ciudadano cualquiera, que por una gamberrada, acaba en una prisión del Sur profundo. En ella su naturaleza rebelde le lleva a enfrentarse con el sistema, en particular con el jefe de los guardias (que no dice ni pío en toda la película, ni se le ven los ojos siempre cubiertos por unas gafas de sol, lo que le hace especialmente inquietante), casi en solitario. Sólo uno de los presos le medio sigue (papel encarnado por George Kennedy y que le valió el Oscar al mejor actor de reparto). El resto de presos no lo siguen, aunque su actitud, de un modo u otro les beneficia. Al final, tras un fuerte castigo, parece ceder para desilusión de su amigo. Pero sólo es apariencia. Se fuga y en la fuga le acompaña su camarada. El final, trágico pues lo matan, tiene un punto de esperanza. George Kennedy, en los planos finales de la película, sigue en la cadena, con su condena incrementada por el intento de fuga, pero mira al horizonte con una sonrisa y una chispa de esperanza en sus ojos. Chispa que falta en los demás, porque él sabe que es persona. Ese es el legado del Indomable. Y su tragedia.
Alexander Solzshenitsin también fue, a su modo, un indomable. Como oficial del Ejército Soviético, no tuvo mejor ocurrencia que cartearse con un camarada y discutir sobre el futuro democrático de la URSS. Los detuvieron a ambos y ambos acabaron en el Gulag. Cuando Stalin murió y fue rehabilitado (en el III tomo de Arpiélago Gulag dice con sorna que más de uno se debió de arrepentir de ello) en lugar de quedarse quieto y callado, siguió a lo suyo. Denunció al régimen, su corrupción y su ilegitimidad. Sus obras eran políticamente inconvenientes e incorrectas (lo siguen siendo) y prohibidas (aunque circulaban en forma de samizdat). Al final sacó clandestinamente su obra Archipiélago Gulag para publicarla en occidente. Desterrado y desposeido de su nacionalidad, vilipendiado por lo progres e ignorado por la "cultura" oficial. Vivió exiliado en Estados Unidos hasta que pudo volver a su patria.
¿Qué tienen que ver el y el Indomable? Todo. Ambos siguieron sus convicciónes y su conciencia. Ante una situación manifiestamente injusta y flagrantemente ilegítima no se amilanaron. La denunciaron y alzaron su voz. Ambos fueron vistos con incompresión por todos, salvo por unos pocos que les siguieron o les acompañaron en sus convicciones. Pero lo triste, en ambos casos, es que casi todo el mundo miraba para otro lado. Se ponía de perfil y procuraba seguir su vida intentado pasar desapercibido pensando que era libre; sin darse cuenta que eso mismo los transformaba en los esclavos perfectos. Al final el propio sistema absorve a los indomables o los elimina. O ambas cosas. Pero queda su leyenda. Y aquellos que la siguen y la conservan, siguen siendo personas. Seres libres que saben que con su resistencia las cosas cambiaran y un mundo, quizá un poco mejor, se logrará.
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Para los que se siguen creyendo lo del cambio climático: 2008 es el año más frío desde 2000.
Hasta la vista y a por ellos. Son pocos, cobardes y además no tienen razón.

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