viernes, 24 de octubre de 2008

Casandras

Casandra era sacerdotisa de Apolo. Hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya, pactó con el dios recibir el don de la profecía a cambio de un encuentro carnal. Pero una vez recibido ella se negó. El dios la maldijo y la condenó a que nadie la creyera. Tiempo después anunció la caída de Troya y ninguno de sus conciudadanos la creyó. Lo peor fue después. Fue entregada como concubina a Agamenón el cual, a su regreso a su regreso a Micenas, fue asesinado por su esposa y el amante de ella, pese a los avisos de Casandra que también fue asesinada.
A lo largo de estos años muchas han sido las Casandras que han estado avisando de lo que se venía encima, no sólo en España, sino en el mundo. En cierto modo la crisis actual no es la de las subprime. Las subprime sólo han sido el detonador. El problema es que el capitalismo, en alguna de sus facetas, ha ido degenerando y se ha convertido en un casino. No es admisible la existencia de los llamados derivados, donde se apuesta al valor de una determinada acción en un futuro más o menos próximo. Estos derivados distorsionan el mercado. De hecho hoy por hoy se admite que el juego a la baja (realizar operaciones donde se gana si el valor cae) de algunos grandes broker ha profundizado la crisis. Lo peor es que los dichosos derivados suponen en la actualidad (agarrate a la silla) ¡¡¡el 700% del PIB mundial!!!. Si has leido bien. En otras palabras: no hay pasta suficiente para cubrir lo que una panda de descerebrados avariciosos, con título universitario han hecho. Eso si, ellos tienen un retiro dorado en las Islas Caimán o donde sea. Otra cuestión es la gente como nosotros.
Pero todo eso no se soluciona con intervenciones como las que se pretenden. No sólo en los Estados Unidos, también en España. El valor de lo que nuestro amigo circunflejo quiere soltar para ayudar a los bancos asciende no al 15% del PIB nacional. No, es el 15% del valor de todo lo que hay en España. Y que te juegas a que no es suficiente. No se puede arreglar el desaguisado soltando el dinero del común para seguir alimentando el monstruo. A menos claro que lo que quieran sea dejarnos a todos sin un duro. El camino ya lo han emprendido los amigos argentinos que se han quedado con el dinero de los planes de pensiones privados y es seguro que ese tipo de ocurrencias a más de uno le interesan.
Hay que regular el mercado para impedir cuestiones como estas. Incluso prohibir los futuros financieros. Nadie es adivino y eso de leer en las vísceras de los animales hace tiempo que pasó. La recuperación pasa por dejar actuar al mercado. Si hay bancos que deben quebrar por la mala cabeza de sus directivos que quiebren. Y la pasta que esos señores se han embolsado, gracias a triquiñuelas y cosas poco claras en sus contratos, se les confisca para garantizar los depósitos de los ahorradores. Se deberían rebajar los impuestos, tanto a los ciudadanos como a las empresas productivas, al objeto de que haya más dinero disponible para activar la demanda. Los famosos gastos sociales, en muchos casos únicamente sirven para perpetuar a la gente en la pobreza. No deben ser la excusa para desplumar a aquellos que tienen trabajo y mantener a funcionarios perezosos y políticos tan ineptos como poco escrupulosos y codiciosos. Y sobre todo no se debe caer en la tentación de decir que el capitalismo y el liberalismo han muerto. La alternativa es el Gulag. No creo que a nadie le haga gracia.
Otro día más.

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