domingo, 2 de noviembre de 2008

Populismo II

Siguiendo con el Populismo, ninguna nación se libra del mismo. Ni siquiera los Estados Unidos. Barak Hussein Obama es, sin ninguna duda, un político populista. Utiliza conceptos imprecisos, como el cambio, como mensajes a los potenciales electores. Polariza al electorado al considerar que él es la democracia, la paz y la justicia. Esto último convierte a su rival en el mal absoluto, pues es la antítesis de lo que él dice. Utiliza de forma intensiva los medios de comunicación para enviar sus mensajes, tal como hizo en una intervención de media hora en momento de máxima audiencia. En fin hace exactamente lo que un político populista.
Hay un agravante de todas maneras: la complicidad de los medios. Nadie lo cuestiona, nadie menciona sus contradicciones, nadie habla de sus mentiras. Todos le bailan el agua. Talmente como cuando Hitler luchaba por lograr el poder. No comparo a Obama con Hitler. Nada más lejos de mi intención. Pero es llamativo el "consenso" de la progresía con un tipo al que se le ha pillado en varias mentiras y nadie se lo ha reprochado, en un país donde mentir le costó la presidencia a un inquilino de la Casa Blanca. Lo más peligroso es que en un país donde lo primero que hay que hacer para meterse en política es ser millonario, nadie ha preguntado de dónde saca el dinero. Las masivas donaciones de poca cuantía, podrían esconder muy pocos donantes interesados en que un "amigo" llegue a la Casa Blanca a fin de neutralizar la única barrera que defiende la civilización occidental. ¿De dónde pueden provenir?. Su segundo nombre y el hecho de que parece ser un converso musulmán al que ningún fanatico molesta, pueden ser la respuesta.

El problema viene en saber que hará cuando logre un gran consenso popular. Sólo el tiempo lo dirá, pero es para temerse lo peor.

Otro día más.

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